Poema leonino

El leon se ha soltado.
(Poema a todos los pobres leones que logran escaparse de los circos)

Con su lento ronronear se acerca,
El prisionero por fin liberado
Son 300, 300 kilos el soldado
al que el sol peina su dorada cabellera

Con sus pies rasga la tierra
y en sus surcos nunca crecerá la hierba
lleva el instinto liberado
y en su rostro se transfigura la temible fiera.

Entra a la casa de largos corredores
se adivina que es penoso el laberinto.
Por suerte no hay espejo ni rumor
Que multipliquen por mil los rugidos del león.

En la habitación del fondo esta la niña.
Durmiendo y soñando la muñeca
Abrazada a un monito con moño colorado
Un ángel que cuida a su dueña para que nada le pueda hacer daño.

Pero nada le impide a la bestia
Con sigilo y precaución entrar al cuarto
Acercarse y beber del aliento de la nena
Y saborear el deseo antes del acto.

Y es entonces que sucede un milagro
El león se petrifica de inmediato
Cuando lo toca un rizo de la beba
Entonces ella se lo come con ensalada, al plato.