Reflexiones de una novia goy


Crease o no, el hombre tiene la costumbre de sacar conclusiones, a veces ciertas, sobre su entorno y su cotidianeidad. Es por esto, que hoy me desperté con la inminente necesidad de indagar en esta suerte de bitácora sobre una parte de mi vida. Mi vida goy.
Cuando tenía unos 18 incipientes años, descubrí que a la hora de sentirme atraída por el sexo opuesto, predominaba mi debilidad por los muchachos de la colectividad. No se cuál es la fuente de la razón empírica de este deseo, su explicación inconsciente con mi terapeuta no se ha dejado relucir a la mirada de Freud. Quizás se deba a que mis hormonas, mejor dicho feromonas, se despiertan de sobremanera ante la presencia de un contacto con un chico judío. Según mi tía abuela Mary, que padece de demencia senil, pero que siempre ha volcado grandes verdades, nuestra familia desciende de la colectividad, pero dado vaya a saber quién, en nuestro árbol genealógico no se ve dicha descendencia. Esta puede ser el fruto y el quid de la cuestión.
Siguiendo con mi predisposición a noviar con chicos no goy, me enriquecí de experiencias que son lo que uno puede nombrar: que es ser una novia goy. No pretendo que las novias que son goy se sientan identificadas con mi escrito, solo les acerco a los/as lectoras algunas de las vivencias sobre este maravilloso mundo de la novia goy.
Uno de los pasos a seguir si quieres embeberte y sentir de que se trata, es transitar alguna reunión familiar, puede ser un simple cumpleaños de la abuela del novio en cuestión, o alguna fiesta judía. Pesaj, Rosha shana o Iom kipur. Una vez en el hogar de mi ex novio que se apellidaba Goldstein (no diré el nombre para preservar su identidad), festejamos pesaj. Era la primera vez que era parte de dichos festejos. Los parientes cercanos de G, no tardaron en explicarme de que se trataba la fiesta, yo escuchaba atentamente, mientras su tía me preguntaba insistentemente acerca del lugar de procedencia de mis abuelos( léase España, País Vasco e Italia). En esa reunión entone también por primera vez un canto en hebreo, que se entendía dado que la hermana de G, lo había escrito en forma fonética para que los comensales lo podamos entender. Siguiendo los ritos de la fiesta, llegó la parte de las preguntas sobre lo que se sabía que significaba pesaj. Dado que algunas de sus respuestas las conocía, me atreví a pesar de mi goidioneidad a responder algunas de ellas. Lo cual fue bien visto por los padres G. Así me había ganado unos porotos, lo que no me quitaba el sueño. La que esa noche seguro que no pego un ojo, fue la tía de G, que sus ojos de tamaño aparentemente normal, iban adquiriendo nuevas dimensiones ante las respuestas que no tan agraciadamente le tocaba oír de la novia de su sobrino, ósea yo. Primero sus ojos se estiraron un poco hacia todos los costados cuando escucho mi nombre: Milagros (que encarna en sus sílabas todo lo goi que puede ser un goi); y luego se transformaron en dos de oro cuando escucho donde había recibido mi educación primaria y secundaria: Sagrado Corazón de Jesús (si el lector quiere acompañar estas líneas con la imagen en cámara lenta de unos ojos expandiéndose, podrá comprender mas acabadamente la escena)
Un día, fuimos con G, a un cumpleaños de un amigo suyo. Al llegar en voz baja (pero que mis no tan desarrollados oídos, llegaron a escuchar) su amigo le pregunto si yo era judía. Ante la respuesta de G, y la mirada absorta de su amigo, G se vio obligado a aclarar, que si bien yo no era parte de la colectividad, mi primo asistía al mismo colegio que habían ido ellos, y él si lo era. Con lo que el amigo de G quedó satisfecho.
Siguiendo las vivencias, antes de explayarme en esta, debo hacer una breve introducción. Como ya han leído, aún no comprendo, por que en general (por no decir casi siempre), me veo atraída por los hombres que no comparten el nuevo testamento con la iglesia a la que supuestamente pertenezco, si no que definiendo esta atracción en campos bíblicos, nos une sólo el antiguo testamento; una de las teorías era la que exponía con total elocuencia y claridad mi tía abuela senil Mary. Esto puede explicar porque, una de mis hermanas y yo somos novias goi de chicos no goi (mi hermana es esposa). Quizás ya que tengo un antecedente familiar, y no sólo ese, mi primo que me salvó las papas en el cumpleaños del amigo de G, es mitad judío, dado que mi tía se caso también con un señor que se apellida Saferstein. Luego de varias tardes sin mucho que hacer (el ocio es creador, nunca vagancia) deductivamente analice que quizás es la sangre que nos tira hacia donde realmente pertenecemos y nos han querido ocultar. Como si nuestras feromonas tuviesen la capacidad de anagnórisis (como Edipo que descubre más vale tarde que nunca su identidad), y buscasen escribir lo que alguien se había ocupado de borrar)
Luego de esta no tan breve explicación paso a la anécdota. Una noche en la casa de los padres del esposo de mi hermana, en la ocasión de un festejo de iom kipur, había muchísimos invitados. Mis padres, mi hermana y yo éramos los únicos goy. Una de las invitadas, insistía en que yo probase la comida. Cabe aclarar que esta señora invitada no me conocía ni yo a ella. Bajo los efectos de mi analfabetización culinaria goy, vi una salsita violeta que a la vista parecía deliciosa. Y tome un pan y envolviéndolo de ella, lo arremetí con gusto. Claro que a los segundos y ante la risa de algunos de los comensales, aprendí que el jreim (la salsita violeta, puede ser tan picante como el ají putapario).
Mi recolección de datos para mi formación pseudo académica de la novia goy, dejo de estar en manos de G. Pero como decía Ramón Facundo Pernia (vendedor de diarios por la mañana, y creador de refranes por la noche), cuando se cierra una puerta se abre otra). Luego de unos meses, me enamoré de un joven perdidamente. Como era de saberse este joven es de la cole (mi novio).
Una de las primeras vivencias como goy junto a él, fue enterarme que como si me faltasen apodos (monchi, patito, mon, mil, miliscanius, etc. etc.), tenía ahora un nuevo apellido. Para su abuela yo era la González. Digo era no porque haya sucedido alguna catástrofe, o ya no me correspondiese que me citen; si no porque con el tiempo comprendió que la novia goy de su nieto le hacía muy bien a él. Pero como tengo un alma compasiva, creo saber en que radicaba su afán por llamarme la González. Al enterarse como me llamo, entendió que si la relación entre su nieto y la joven goy se prolongaba en el tiempo, y decidían llamar a la cigüeña, la cigüeña no pasaría por Tel aviv si no que seguiría de largo, pasaría por Santiago De Compostela, y llegaría a Buenos Aires trayéndonos un bebe goy. Ya que para que el niño sea judío la joven goy no tendría que ser goy, por la ley de vientre materno.
A continuación esbozare algunos tips para la defensa de la novia goy, en caso de ser necesario:
• Suponiendo que concurren a una fiesta, en la que su goidioneidad queda en evidencia, y esto es motivo de algunas caras de escozor (léase mas arriba sobre el cumpleaños del amigo de G), que no cunda el pánico. Ustedes deben decirles a su pareja al oído (ya que puede sonar grosero), que en el caso de alguna pregunta acerca de su novia goy, que tan goy es, etc., el responda si será goy pero no sabes como ………(ustedes entenderán a que me refiero con los puntos seguidos, no puedo perder la compostura, ya que me eduque en Francia).
• Otra opción más de salón es aplicar la técnica G. Ósea aclarar que la goy no es tannnnnnnn goy como aparenta.
• Si la reunión lo requiere, y su novio se los pide, acepten y tómenlo como un juego. Si antes de entrar a la casa de un amigo suyo, al cual no lo conoces pero sabes que quizás no le caigas tan simpática ya que le quitaste la oportunidad de bailar el ricudin en el casamiento de su amigo, tu novio, ya que como sos goy el no podrá ir porque esta en contra de los casamientos mixtos. Si estas en el baile hay que bailar, en este caso tenemos dos opciones a seguir:

1. Pueden decirle al amigo que has decidido convertirte.
2. Pueden decirle al amigo que tu apellido materno es Goy, por lo que serías no goy.



Para ir dándole un final a este artículo de la novia goy, quiero contarles que luego de realizar algunas observaciones exhaustivas, comprendí que la novia goy termina siendo más judía que el novio judío. Es quien le termina recordando qué se celebra en cada fiesta judía, quién le explica a veces sobre algunas cuestiones judaicas.
Creo que ahora está por escrito todo lo que una novia goy y su novio deben saber. Estas vivencias son bajo mi humilde punto de vista (quienes me conocen sabrán porque no digo alto).
Recuerden el amor es ciego. Y a veces goy.

Milagros Marey