Nota de Comunidades y respuesta de JICH (click sobre la imagen para ampliar)




Gracias tio Alberto nuevamente, por el favor de mencionarnos en la comunidades.











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Estimado señor Alberto J. Rotenberg: Me tomo el atrevimiento de escribirle sin conocerlo personalmente, lo hago a modo de respuesta de su editorial del 28-06 del corriente año titulada “Mejor no la vea” .

Quiero aclararle que me eximo de poder decidir si soy o no judío ya que esto excede a mis poderes. Seria como plantearme si soy o no un ser humano. No creo que esa decisión pase por nosotros, una vez que nacemos contamos con cierta suerte ya echada. Ahora bien creo firmemente que cada uno cuando alcanza la madurez intelectual tiene el deber de plantearse que clase de ser humano es y quiere ser, de igual forma que clase de relevancia le quiere dar uno a su judeidad, argentinidad o demás signos de identidad impuestos desde nuestros antepasados hasta lugares gráficos donde nos toca nacer.

Soy entonces humano judío argentino de nacimiento y laico por opción. Siento el deber de preguntarme cada día si obro bien en mis acciones y también siento el derecho de decidir cada día en base a mis propias e intimas convicciones que debo o no hacer.

Dada esta aclaración, quiero pasar de lo personal a lo comunitario. Una vez que uno decidió darle tal o cual trascendencia a su judeidad se va a encontrar siempre con pares que buscan el bien común, de ahí lo comunitario.

La comunidad judeo-argentina de la cual formo parte activa, esta compuesta por una amplia gama de personas que siente su judaísmo a su modo. Me extraña que usted intente decirnos cual es el modo correcto de llevarlo adelante.

En cuanto a la asimilación que usted denomina nefastamente "genocidio silencioso" le recuerdo que si los judíos esclavos en Babilonia no se hubiesen asimilado con los locales y podido acceder al Código de Hamurabi usted nunca hubiera tenido ninguna Torá para regir su vida.

Si nos basamos simplemente en que preceptos lee o cumple cada uno podríamos cometer el error de creer que el señor Corach o Beraja son excelentes judíos simplemente por estar circuncisos, por respetar el Shabat o la dieta kosher.

De igual forma cuando usted libremente habla sobre la portación de apellidos quiero recordarle, y si no cree en mis palabras recurra a un libro de historia, que justamente la potación de apellido era suficiente motivo para que los nazis acabaran con la vida de uno y su familia. Tenga usted el buen tino de respetar a todos aquellos “asimilados” que cayeron en manos de la bajeza de la raza humana en persona y que no andaba preguntando casa por casa si usted cumplía o no lo escrito en los rollos sagrados. La ley del Retorno que ennoblece al actual estado de Israel se basa en esto mismo.

Para concluir quiero decir en defensa de la revista y especialmente sobre la nota central acerca de matrimonios mixtos, que usted no encontrara allí cita alguna que acompañe a nadie en esta decisión y mucho menos una apología de estos matrimonios. Simplemente muestra una realidad que le compete a esta comunidad, que seria de necios negarla y aún mas de estupidos tratarla como una enfermedad de la cual hay que alejar a lo que la contraen como si tuvieran lepra.

Me gustaría que me informe de que forma contribuye Comunidades y su persona particularmente a que los jóvenes se acerquen de nuevo o por vez primera a esta comunidad.

Debo ser justo pues mi razón asi lo dicta, en reconocer que la revista Telavi en su número de lanzamiento posee varios errores entre ellos los insultos innecesarios.

Pero crearme amigo que el chiste de los ortodoxos y la sábana no es de nuestra autoría mas bien es un mal chiste muy popular en la comunidad y es cierto que podría haber no estado. Lejos estaba nuestra intención de ofender a aquellos que noblemente cumplen de forma ortodoxa con la religión.

En cuanto al humor insuficiente o de mala calidad para su opinión permítame que la considere ignorante en esta materia y lo invito a leer la publicación llamada Barcelona que puede encontrar en los kioscos de revistas a manera de entrenar su sentido del humor en materia de ironía y humor corrosivo.
Corroer los mitos no sanos de nuestra comunidad tiene un precio y estamos dispuestos a pagarlo por el bien común.
No hay estimado, matrimonio judío que asegure la continuidad de nada, y no hay matrimonio mixto que sentencie el fin de un pueblo que es uno de los mas hermosos y cultos del mundo gracias a su diversas asimilaciones que lo complementan en un mosaico único que reúne cinco mil años de historia de la humanidad.